No voy en tren…  Esa cruz del sur.

por Salvador D’Aquila

29 oct 2016

 

Aunque conocíamos estos problemas en general, la información precisa nos la acercaron Marcelo Sánchez McDonnell y su esposa, Mabel Galán, de Ezeiza y de Sierra de la Ventana: “fifty-fifty”, como dicen ellos.  Y nos motivaron a escribir acerca de una problemática particular de nuestro amado-odiado ferrocarril del sud.

 

El problema de la suspensión de los servicios de trenes de media y larga distancia lo sufren muchos.  Y por eso, distintas agrupaciones de vecinos afectados (más de 20.000 usuarios) de diferentes localidades de la Pcia. de Buenos Aires, se concentrarán en Av. 9 de Julio y Av. de Mayo, en el mediodía porteño del próximo miércoles 2 de noviembre, para hacer oír su justo reclamo.

 

Pese a que no hubo Ordenanza, Resolución, Decreto ni Ley que lo justifique, ni por ende publicación en Boletines Oficiales, desde el último 28 de junio varios de ellos dejaron de funcionar, para lo cual medió solamente un comunicado de prensa de Ferrobaires, aduciendo condiciones de seguridad.

 

Entre otros, los ramales afectados son Brandsen-Chascomús, Constitución-Bolívar, Constitución-Bahía Blanca (vía Coronel Suárez) y Constitución-Bahía Blanca (vía Coronel Pringles).

 

Marcelo y Mabel, que conocen mucho del tema, nos comentan que en el caso del vía Coronel Suárez, de dos servicios semanales se pasó a uno.  Encima, con una formación de las importadas de China que no lleva furgón de encomiendas y que por lo tanto no puede llevar cargas, algo muy utilizado y necesario en la región.  Y en el caso del vía Coronel Pringles, que pasa por Sierra de la Ventana, suspendieron los dos servicios semanales de pasajeros y solamente pasan cargueros.

 

Para tener otra dimensión del problema: un boleto desde Sierra de la Ventana a Plaza Constitución costaba $ 200.-; el mismo trayecto en micro cuesta $ 700.-  Y el pasaje en tren hasta Bahía Blanca, $ 35.- contra $ 130.- de una combi.

 

Además, los municipios usaban el tren para traer cargas livianas en los furgones, como caños y otros insumos de uso cotidiano.  Ahora lo tienen que despachar por camión a un costo cinco veces mayor.  Asimismo, hay numerosos pueblitos en el recorrido del tren que no tienen ruta de asfalto y mucho menos otro transporte público que hacia ellos se dirija.

 

Otros datos ilustrativos del deterioro creciente: antes del gobierno de Carlos Menem, corrían hasta cuatro servicios diarios. Luego, con Duhalde-Ferrobaires, tres semanales.  Y con Cristina-Scioli, dos semanales.  Se presentaron pedidos y solicitudes a los intendentes de Laprida, Pringles y Tornquist, que declararon al tren de "Interés municipal" y se comprometieron a realizar gestiones ante los gobiernos Nacional y Provincial.  Claramente, si las hubo, hasta aquí no han sido exitosas.

 

El próximo paso que estas agrupaciones defensoras del ferrocarril tienen previsto en su accionar, es presentar un amparo ante la oficina del Defensor del Pueblo de la Nación. Y si queremos mantenernos informados acerca de esta lucha o sumarnos a ella, su sitio en Fb es "Que vuelva el tren a la comarca serrana", donde conviven gente de distintas banderías políticas, unidos en la defensa de nuestros ferrocarriles.

 

Desde esta columna, nuestro humilde aporte al tema.