por ND’ - 10 feb 2019

 

 

El clásico de Rosario es como…

…un bodegón de poca reputación para un hipertenso de cuarenta y tres años divorciado, un domingo a la noche: pasa por la puerta luego de dejar a sus hijos con la madre y sabe que en la casa no hay nada; así que una milanesa con fritas parece un buen plan y resuelto el tema de la cena.  Pero siempre termina igual: las papas aceitosas ni siquiera son ricas, la milanesa es un botín Fulvencito y duerme mal por la indigestión.

 

Newell’s-Central es atractivo sencillamente porque olvidamos lo mal que la pasamos el partido anterior.  Casi siempre es cero a cero.  Casi siempre son dos equipos que prefieren no perder a intentar ganar porque, claro, en el clásico más caliente del país es menos la recompensa por la victoria que el castigo por la derrota.  Las pocas excepciones se dan cuando alguna excursión al arco de enfrente sale bien o cuando simplemente la jerarquía individual hace la diferencia por peso propio.  ¿Esto es el fútbol?

 

Juan Fernando Quintero recibe la pelota…

…sobre la banda derecha en el Monumental.  Frena, levanta la cabeza, hace un pequeño enganche para adentro y saca un zapatazo de cincuenta metros a la banda contraria, que Casco baja con solvencia para encarar al marcador de punta.  Para demostrar que no es casualidad, la escena se repite, no una sino varias veces.  ¿Por qué me resulta tan extraño?  Posibles respuestas: 1) Porque hay pocos jugadores con la pegada y visión de Quintero en nuestro fútbol, como demuestra no sólo en los cambios de frente sino en las asistencias que brinda.  2) Porque el fútbol argentino tiene cada vez menos jugadores cerebrales, que piensen la táctica mientras el juego se desarrolla.  Para hablar en criollo: que piensen y resuelvan; que si hay congestión por acá, vayan por allá.  3) Porque es sumamente inusual en nuestro fútbol que el tres suba al ataque cuando el juego se está desarrollando por la derecha.  Más aún, que esté posicionado lisa y llanamente como puntero izquierdo, listo para encarar al marcador de punta.

 

Entre las cosas que hemos perdido se encuentran la riqueza técnica y el atrevimiento.  Es una lástima que cuando aparecen destaquen tanto, señal de que su ausencia es muy marcada.

 

En la conferencia de prensa posterior al partido…

…un periodista hace una pregunta a Marcelo Gallardo en forma de centro, práctica habitual en la Argentina.  Le dice que “algunos” (método que utiliza el periodista vernáculo para luego expresar su posición en contra) criticaban la preparación física del equipo, y que hoy y en Madrid se vio un equipo que marca diferencia desde lo físico (cosa cierta, pero que no se debe sólo a la preparación, sino a la mentalidad y a la forma de jugar); que qué valoración le merece su preparador físico.  Gallardo, lejos de cabecear el centro, la baja de pecho y con enojo lo alecciona.  ¿Quiénes son “algunos”? ¿Qué relevancia tiene la opinión de ese ente intangible?  ¿Vale más la opinión de esos, o el que las pone de manifiesto en una conferencia de prensa?

 

Notoriamente en la prensa argentina faltan Editores con buen gusto, valores y agallas.  Maestros que guíen a los que ejercen el periodismo en épocas de redes sociales, en tiempos de “hago así porque es lo que vende, si no lo hago yo lo hace otro, es como se maneja el negocio hoy”.