por Alejandro Muñoz – 12 nov 2022

 

Situación: un torneo de fútbol para chicos y chicas de entre 9 y 12 años, en una parroquia. Cuatro equipos.

 

Una charla previa entre jugadores y padres para concientizar sobre el lugar en el que se desarrollaba la jornada: nada de gritos, ni protestas al árbitro ni mucho menos contra los nenes.

 

Todo correcto hasta ahí.

 

Primer partido: los papás de uno de los equipos saltando, alentando, aplaudiendo. Los chicos perdieron 2-0.

 

Segundo partido: mismo equipo. Pero a los 5 minutos perdían 5-0. Los padres se sentaron, dejaron de ver el partido, los nenes lo percibieron y uno se puso a llorar. En ese momento, la "goleada" la sintieron mucho más y ya no se divirtieron.

 

Todo se resolvió con el reclamo de uno de los padres: "¡Terminalo! ¿No ves que los están pasando por arriba?"

 

Porque el exitismo siempre puede más, ¿vio?