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por Juan Carlos Latrichano – 25 feb 2019

 

 

La balanza comercial del mes de enero de este año arrojó un superávit de 372 millones de dólares.  Este resultado se produjo fundamentalmente por la baja de las importaciones.  En efecto, en la comparación con enero del año pasado se observa una caída del 26,5% provocada fundamentalmente por la recesión económica.  Cabe destacar que las exportaciones también cayeron.  Pero en este caso, en menor medida: un 4,7%.  Cabe agregar que las exportaciones de manufacturas de origen industrial presentaron una caída interanual del 24,3%.

 

Con estos resultados a la vista, podemos sacar las siguientes conclusiones:

 

1.El saldo favorable se obtuvo por caída de la economía dado que cayeron las importaciones y las exportaciones.

2.La devaluación del año pasado quedó virtualmente neutralizada por la suba de precios.  Este riesgo fue previsto en informes anteriores.

3.Un rasgo preocupante se observa en el desempeño de la Industria, dado que la misma presenta una enorme caída de las ventas externas.

4.La situación puede agravarse atento a que la quietud de la paridad cambiaria, unida al proceso inflacionario, amplía el deterioro del tipo de cambio real.

 

Conforme a lo expuesto podemos estimar que la balanza del presente año cerraría con un superávit no mayor a los 4.000 millones de dólares.  Desde luego, esta cifra es insuficiente para cubrir los egresos en moneda extranjera.  De ser esta estimación correcta, la deuda externa seguirá creciendo en forma preocupante.

 

Urge aplicar medidas que apunten a mejorar el tipo de cambio real.  De lo contrario, el Titanic se hundirá.