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por Juan Carlos Latrichano – 02 abr 2019

 

 

Me obliga a escribir sobre estos temas el que algunos economistas y formadores de opinión hayan manifestado la posibilidad de que pueda producirse en nuestro país una hiperinflación y/o un corralito.

 

En el primer caso, basan su punto de vista en la supuesta similitud que tienen las Leliqs (Letras de liquidez emitidas por el BCRA y que pueden integrar el encaje bancario, siendo en consecuencia este último remunerado) con el mecanismo provisto por la llamada Cuenta Regulación Monetaria, que a la sazón diera lugar a la hiper de 1989.  Al respecto, debemos señalar las enormes diferencias que se presentan:

 

1.La contrapartida de la cuenta Regulación Monetaria era la expansión de circulante.  Así fue que en dicho año la Base Monetaria creció 25 veces, dando lugar a una suba de precios del 3.400%.  Las Leliqs absorben moneda.  Por lo tanto, la expansión monetaria está controlada.

2.La tasa efectiva de las Leliqs es sensiblemente inferior a la tasa efectiva de los plazos fijos del 89.  Estos crecían en forma geométrica, expandiendo cada vez más la cuenta Regulación y consecuentemente, el circulante.

3.En lo que resta del año la expansión de Leliqs no luce agresiva.  Desde luego, si mirábamos en abril del 89 la tendencia de la Cuenta Regulación, la misma resultaba claramente explosiva.

 

En el segundo caso, basan su opinión esencialmente por la emisión de la comunicación del BCRA número 6105.  La misma, permite que parte de la capacidad prestable de los depósitos en dólares se aplique a la compra de bonos públicos en moneda extranjera.  Si miramos las diferencias que tenemos con el 2001, fecha en la que al final del año se impuso un corralito, tenemos:

 

1.La pérdida de depósitos era significativa en 2001.  En febrero de este año, los depósitos crecieron respecto a enero un 0,2% y un 30,1% respecto a igual mes de 2018.

2.Las reservas caían en forma vertiginosa en 2001.  En los últimos meses de esta etapa las reservas vienen creciendo.

 

Lo peor que podría suceder es que el pánico se generalice.  Ahí tendríamos la profecía autocumplida.  Debemos evitar esa situación que sería ruinosa para nuestra gente.  No olvidemos nuestro juramento profesional.