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por Juan Carlos Latrichano – 07 abr 2019

 

 

En estos últimos meses, el Gobierno evita que la gente compré dólares mediante la suba de la tasa de interés.  Para ello, viene ofreciendo a través del Banco Central, Letras de liquidez para que las adquieran los bancos a una tasa superior al 60%.  De este modo, los bancos se ven motivados a captar depósitos a tasas altas.  Indudablemente, con esto el dólar no se dispara.  Los ahorristas se quedan en pesos.  Esta política se complementa con un severo ajuste fiscal y con un control monetario que apunta a que no se realice emisión monetaria.

 

La tasa de interés de préstamos supera el 100%.  De este modo, todo proyecto de inversión es una quimera.  Desde luego, la actividad económica cae en forma continua.  Con este panorama tenemos igual cantidad de dinero y caída de la producción.  En consecuencia, los precios suben.  A su vez, el tipo de cambio real comienza a descender, el tipo nominal queda casi fijo y los precios suben.  Las exportaciones crecen poco y las importaciones caen por efecto recesión, mas que por tipo de cambio.

 

El déficit cuasi fiscal crece fogoneado por la tasa de interés.

 

¿Qué hacer?

Debemos salir del cepo provocado por la tasa de interés.  Para ello, es necesario desdolarizar tarifas y combustible y aplicar impuestos a la exportación de alimentos.  Pactar precios y salarios por 180 días y dejar que la flotación del tipo de cambio, esta vez  sin impacto inflacionario, expanda exportaciones y retraiga importaciones.  Pero esta vez con crecimiento económico.  La magia es disminuirlas con crecimiento ayudado por la suba del tipo de cambio real.  Finalmente, con la baja de la tasa de interés crece la inversión.

 

Cierre los ojos.  Piense en producción.