por Juan Carlos Latrichano – 28 jun 2019
En estos últimos años la economía retrocedió. Con la excepción del año 2017, en el que hubo un tenue crecimiento, la economía cayó en los años 2016, 2018 y en la primera parte de este año. En resumen, cuando este Gobierno culmine su mandato, tendremos una caída de la producción global y, obviamente, de la producción por habitante.
Los economistas ortodoxos suelen decir que el país no crece desde el año 2008. Sin embargo, si tomamos los datos que publica el INDEC, hubo un crecimiento del 15,78% si comparamos el PBI de 2015 con el de 2007. De modo que el producto bruto por habitante creció aproximadamente a una tasa del 0,50 % anual en dicho período.
En consecuencia, debemos tener en cuenta que la falta de crecimiento que experimenta la economía ocurre desde el año 2016 a la fecha, con la sola excepción del año 2017.
¿Cuál es el origen de este problema?
Sin lugar a dudas, la inercia inflacionaria acompañada por la menor expansión monetaria. Ello hace caer la producción (al crecer los precios sin que varíe en igual proporción la moneda, se cae la producción para mantener la ecuación cuantitativa del dinero).
Si no se cambia el actual programa monetario es difícil, por no decir imposible, que la economía arranque. El panorama luce sombrío. Con esta situación, el aumento del desempleo se torna inevitable.