Los “demonios del Norte”
la construcción de la barbarie durante la Edad Media.
por Agustín Boero
10 jul 2018
Si yo menciono la presencia de grandes hombres barbudos, con cascos y aspecto sucio, saqueando y destruyendo todo a su paso, ¿adivinaron quiénes pueden ser? Sí, vikingos. Pero, debo decepcionarlos y decirles que está imagen recurrente es una construcción tergiversada de la realidad medieval en la que estos hombres y mujeres asolaron con su presencia a gran parte de la Europa Occidental, pero no del modo en que todos creemos.
“Este año (793) vinieron terribles advertencias sobre la tierra de Northumbria, aterrorizando a todos: éstas fueron inmensos haces de luz cruzando a través del cielo, y torbellinos, y fieros dragones volando en el firmamento. Estos ingentes males fueron seguidos por una gran hambruna: y no mucho después, en el sexto día antes de los idus de enero de ese mismo año (en el original: “vi id Ianr”, 8 de enero; una confusión con “vi id Iun”, 8 de junio), las horrorosas incursiones de hombres paganos causaron lamentables estragos en la iglesia de Dios en la isla sagrada (Lindisfarne), mediante el saqueo y la masacre.” (Crónicas Anglosajonas)
El ataque sobre Lindisfarne fue un aviso de las sucesivas incursiones que serían perpetradas por los escandinavos durante varios siglos en las costas de Europa, especialmente de aquellas bañadas por el Mar del Norte. Pero, ¿eran realmente tan inusuales los ataques y pillajes durante la época?
Si tuviéramos la posibilidad de analizar diversas fuentes documentales de la época, encontraremos que en realidad la violencia era un mecanismo muy real y diario en la vida de la mayor parte de los habitantes del medioevo europeo. Los campesinos eran expoliados por los nobles y/o el clero para trabajar las tierras para su provecho, y tampoco faltaban los nobles deseosos de riquezas que saquearan las tierras colindantes a sus castillos.
Si la violencia era algo cotidiano e incluso formaba parte de la legalidad del sistema político, ¿por qué los escandinavos pasaron a la Historia como violentos y paganos inmorales?
Bueno, creo que podemos apuntar a dos aspectos centrales:
1.La diferencia cultural.
En una Europa occidental atravesada desde hacía ocho siglos por el cristianismo y la herencia del latín como idioma del conocimiento tras la caída del malherido Imperio Romano de Occidente, la irrupción de los escandinavos marcó el choque con nuevas viejas concepciones sobre el mundo. El paganismo nórdico, con sus diversos dioses, sus sacrificios y prácticas rituales generaban la aversión de los cristianos (aunque el cristianismo de esa época mantenía muchos elementos en común con el paganismo, ya que la cristianización no había logrado ser plena en muchos niveles o estratos de la población europea) que no podían comprender ese tipo de prácticas y creencias.
2.El origen de las fuentes.
A pesar del gran impacto social y económico que ocasionaron los escandinavos sobre el resto de Europa, no contamos con una cantidad considerable de fuentes procedentes de sus propias manos pues la escritura aun poseía una carga más bien ritualista y no de registrar los hechos o prácticas sociales/culturales propias. Pero sus víctimas sí lograron dejar un rastro inequívoco de su paso: los monasterios y las crónicas reales dejaron importantes fuentes para analizar. Pero cuidado, que son solo una de las campanas a las que recurrir. Muchas de estas crónicas buscaban enaltecer o dilapidar el proceder de los personajes que eran mencionados; o estaban cargadas de un mensaje moralista que debemos ser capaces de dilucidar.
Pero en la Historia nunca es blanco o negro. La realidad es que, a pesar de los saqueos, las expediciones escandinavas permitieron “rejuvenecer” ciertos elementos sociales con la colonización de nuevas tierras y la introducción de una nueva idiosincrasia en territorios como la actual Gran Bretaña, Irlanda, Sicilia, etc. Además de ser saqueadores, los escandinavos eran muy aficionados al comercio y la herrería (el herrero era visto en muchos casos como una clase de mago que lograba transformar los minerales en los objetos más diversos a partir del fuego). York y Dublín fueron claros ejemplos de la vitalidad que imprimieron a la economía.
En resumidas cuentas, el ideario sobre los escandinavos (mal llamados vikingos) fue una construcción sesgada de la época, impulsada por aquellos que habían sufrido sus saqueos, pero que en muchos casos también aprovecharon para comerciar por los bienes obtenidos violentamente en otras tierras.
Año Nuevo o Años Nuevos
(prácticas y festejos en diferentes sociedades del mundo)
por Agustín Boero
06 ene 2018
En este nuevo año que arranca, me llamó la atención nuestros festejos tradicionales en torno a esta fecha y su significado, que en muchos casos se ha perdido. Es por eso que decidí investigar un poco y compartir con ustedes diferentes festejos o celebraciones que podríamos igualar a nuestro Año Nuevo. Aquí les dejo unos ejemplos.
En Israel
El Año Nuevo judío llega en septiembre o en octubre. Durante el Rosh Hashaná, que se cree que es la fecha cuando se creó al primer hombre y cuando también se produjo su expulsión del Paraíso, se suele comer manzanas con miel para que el próximo año sea dulce. Y se saluda al otro deseando ser inscrito en el “Libro de la vida”.
En Arabia Saudí
En los países islámicos, donde se calculan los años a partir de la Hégira (el momento en que el profeta Mahoma se llevó a los musulmanes de La Meca a Medina), el año comienza el primer día del mes de Muhárram. La fecha se mueve cada año 11 días, por lo que no existe una fecha fija; aunque en la mayoría de los países árabes no se celebra de ninguna manera.
En Etiopía
El 11 de septiembre es el día indicado para la celebración del Año Nuevo (Enkutatash), con la finalización de la temporada de lluvias. Es tradición en Adís Abeba, que sus habitantes se reúnan en la plaza principal para observar a qué lado caerá la alta hoguera de eucaliptos y abetos, mientras las llamas se elevan. Del lado que caiga, se espera que lleguen las cosechas más abundantes y prósperas.
En India
Aquí, cada región celebra el Año Nuevo de acuerdo con el calendario tradicional de los diferentes pueblos que habitan las tierras bañadas por el río Indo. Una de las fiestas más vivas ocurre en Bengala, conocida como el festival de colores, que se realiza a principios de primavera. La primera noche, se quema una efigie de la diosa Holika, pasan el ganado a través del fuego y caminan sobre las brasas. Después, comienzan las divertidas celebraciones, donde se vierten pinturas vivas y riegan con agua de colores.
En China
El Año Nuevo chino se conoce también como la “Fiesta de la Primavera” y se celebra en febrero. Su llegada se determina en función de las fases de la Luna (por ende, cambia todos los años) y cada año está dedicado a uno de los 12 animales del zodiaco oriental. Reina la abundancia del rojo, tanto en las vestimentas como en la decoración de los hogares y las calles. Y se destaca por los fuegos artificiales y otros tipos de ruidos, ya que se considera que estos ahuyentan a los malos espíritus y atrae la buena suerte.
En Grecia
El 1 de enero en Grecia, también se celebra el día de San Basilio, patrono de los pobres. Una tradición es colocar una moneda dentro de un pan dulce (vasilopita) y a quien le toque el trozo con ella, será el más feliz en el nuevo año. Según la leyenda, fue así como san Basilio otorgó sus bienes a los más pobres. Los niños griegos esperan sus regalos de Año Nuevo, que son de san Basilio y no de Santa Claus o Papá Noel. Los pequeños dejan sus zapatos junto a la chimenea durante toda la noche, para por la mañana encontrarse con las sorpresas.
En Escocia
En los pueblos celtas que todavía mantienen sus antiguas costumbres, el comienzo del nuevo año se celebra la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre. Samhain es la fiesta celta para celebrar el final de la cosecha y el comienzo del año nuevo. Cuando se adoptó el cristianismo, se convirtió en el Día de Todos los Santos. El fuego, las velas y las hogueras son atributos obligatorios de esta celebración que es un antiguo ritual de purificación por el fuego.
El Viejo Año Nuevo
Aunque parezca raro, empezar el año el 1 de enero es una costumbre relativamente nueva. Hasta hace cuatro siglos, el año nuevo se festejaba en casi todo el mundo el 21 de marzo, en coincidencia con el equinoccio de la primavera boreal. En 1582, al reemplazar el calendario Juliano por el calendario Gregoriano que hoy rige, se determinó que el año comenzara el 1 de enero, supuesto día de la circuncisión de Jesús. Pero aún hay países donde el Viejo Año Nuevo se sigue celebrando el 14 de enero: Rusia, Kosovo, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia, etc.
Más allá de los detalles y de las características que hacen de estas celebraciones eventos únicos en los calendarios de cada país, es claro el fuerte protagonismo que la Naturaleza tiene en estas festividades. Todas las grandes civilizaciones del mundo han sido sedentarias y agrícolas en mayor o menor medida. Y por lo tanto, el ciclo de la vida jugaba un rol fundamental en la organización del tiempo y de las actividades. La celebración del fin de las cosechas y del inicio de un nuevo ciclo, fue mutando hacia un pensamiento más etéreo sobre la oportunidad de una nueva vida que se reinicia, al igual que cada ciclo de cosecha o caza.
Por eso, sin importar cuál sea la fecha que celebres, desde esta columna te deseo un inicio de año próspero, cargados de semillas de paz, salud y buenos augurios.
A 100 años de la Revolución rusa,
el día que el capitalismo tembló (Primera parte)
por Agustín Boero
17 dic 2017
Hay hechos o procesos que producen una alteración sin igual de lo establecido, de la normalidad. Estos procesos de ruptura no implican de ninguna forma una modificación total, pues en última instancia cualquier proceso de ruptura es producto de factores previos que posibilitaron y condicionaron su desarrollo. En el caso de la revolución rusa, que es el tema que invito a tratar hoy, los factores previos son determinantes para entender el carácter que ganará el levantamiento que empezó como una clásica revolución burguesa del siglo XIX, para transformarse en una revolución de un tono rojo, muy rojo.
Factores previos
-Al comenzar el siglo XX, Rusia estaba integrada al sistema económico mundial como un “imperio periférico” y los diversos intentos de modernización generaron importantes dislocaciones sociales.
-La cultura rusa, desarrollada principalmente por la intelligentsia rusa (burgueses, pensadores y artistas rusos), tuvo desde mediados del siglo XIX una clara orientación hacia la crítica social y el cambio revolucionario.
-El socialismo en Rusia tuvo varios insumos teóricos, uno de los cuales fue el populismo.
-Pese a su derrota, la Revolución de 1905 universalizó la política en Rusia y dio nacimiento a un órgano fundamental del movimiento revolucionario: el soviet.
Observando todos los factores previos, podemos hacernos una idea de la situación límite en la que se encontraba el régimen zarista para comienzos del siglo XX. Pero de por sí, esto solo no alcanza para explicar el desarrollo posterior al estallido y su desenlace en un gobierno socialista revolucionario. Creo que en este caso, debo coincidir con ciertas corrientes del pensamiento marxista sobre la idea de que no alcanza solo con que las condiciones estén dadas para que la revolución del proletariado ocurre, sino que es necesario fomentarla/incentivarla para que se desarrolle. Y es en esta idea del voluntarismo, de la vanguardia revolucionaria que se adelanta y genera las situaciones para que el proletariado tome el poder, donde se encuentra explicación a la toma del Palacio de Invierno en 1917 a manos de los bolcheviques.
La Primera Guerra Mundial fue la gota que rebasó el vaso. Las derrotas en la guerra, la destrucción de la economía agraria, la crisis de un pueblo harto de un zarismo opresor se combinaron en el momento justo. Ese momento será en febrero de 1917, cuando las manifestaciones en las calles de Petrogrado, que comenzaron como parte del Día Internacional de la Mujer (23 de febrero), enciendan el espíritu de lucha de los trabajadores y marginados. La dirigencia socialista fue tomada por sorpresa ante tal manifestación, que se sostuvo a lo largo de la semana y que fue escalando en su radicalidad cuando los regimientos del ejército decidieron no continuar con el baño de sangre y unirse a los soviets (asamblea) de los trabajadores. El zar Nicolás II debió abdicar y dar paso a un Gobierno Provisional… pero las llamaradas de la revolución todavía no se habían apagado.
El Soviet de Petrogrado, que era la voz de los obreros y los partidos de izquierda, se erigió como un poder simultáneo al Gobierno Provisional, dirigido por la burguesía y elementos del socialismo moderado. Cada decisión que era tomada por el Gobierno Provisional era avalada o rechazada por parte del Soviet y de esa forma se iba avanzando, con idas y venidas. El gobierno dual no podía durar por mucho tiempo. La guerra continuaba y las posiciones con respecto a seguir o no se volvían cada vez más radicales. Los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, propugnaban la búsqueda de la paz inmediata aunque ello conllevara la pérdida de grandes territorios del oeste del antiguo imperio. Pero el Gobierno Provisional, con Kerensky como Primer Ministro, tenía otra postura: la guerra debía continuar hasta las últimas consecuencias.
En Octubre de 1917, ocurriría la Revolución bolchevique que acabaría de una vez por todas con el gobierno provisional e instauraría el comienzo de la “dictadura del proletariado”. La expropiación a la burguesía, los terratenientes y el clero se convirtió en moneda corriente; a la vez que se avanzaba en la búsqueda de la colectivización de las tierras y la administración de las fábricas en manos de los obreros. Aunque habían tomado el poder, los bolcheviques no representaban más que una pequeña fracción dentro del amplio espectro revolucionario, sin contar que los contra-revolucionarios se organizaban para dar batalla.
Comenzaba así el periodo de la guerra civil, que duraría aproximadamente 6 años, donde los hermanos darían muerte a los hermanos. La lucha del capital contra el comunismo recién estaba marcando sus primeros compases…
A 100 años de la Revolución rusa,
el día que el capitalismo tembló (Segunda parte)
por Agustín Boero
27 dic 2017
En esta segunda parte, hablaremos acerca de la guerra civil rusa y del proceso que se abre tras su finalización en 1923 con la muerte de Lenin y el ascenso meteórico de Stalin como líder indiscutido de la URSS.
En poco tiempo, el nuevo régimen establecido en las jornadas de Octubre por los bolcheviques debió hacer frente a los contrarrevolucionarios y las potencias extranjeras que querían acabarlo. Para hacer frente a la resistencia armada, los bolcheviques debieron poner en pie un nuevo ejército que fuera competente a pesar de las penosas condiciones económicas. El encargado de la tremenda tarea fue León Trotsky, quien en uno de los afiches de 1918 aparece matando, cual santo bíblico, a un dragón contrarrevolucionario.
La guerra se desarrolló en condiciones penosas, donde el tifus era un enemigo más mortal que las balas que recorrían los diversos frentes abiertos por los zaristas y los socialistas desplazados por los bolcheviques. A pesar de hallarse rodeadas de enemigos, poco a poco, las fuerzas del Ejército Rojo se fueron imponiendo y derrotando, sucesivamente, a los “blancos”. La clave de tal triunfo residió en que los enemigos actuaban de forma autónoma y descoordinada, por lo que no pudieron aprovechar su superioridad numérica contra un enemigo mucho mejor organizado. Pero los costos, en términos de ruina económica, muertes en la guerra y hambrunas, migración y agotamiento físico y moral de las bases comunistas, resultan incalculables y dejaron numerosas secuelas.
El “comunismo de guerra”, establecido por los bolcheviques durante los cruentos años de guerra, había minado su legitimidad frente a los obreros, quienes perdieron paulatinamente el control de las fábricas a manos de los funcionarios designados por el nuevo régimen; y frente a los campesinos, que sufrieron las constantes requisas de alimentos para mantener firme al Ejército Rojo. La economía se encontraba en una situación calamitosa… era hora de una Nueva Política Económica (NPE).
Esta NPE tenía como principal objetivo restablecer los valores de producción/económicos previos al inicio de la Primera Guerra Mundial y, eventualmente, lograr superar a los países capitalistas. Para ello, era necesario tomar una serie de medidas que relajaran el control y la intervención estatal, estableciendo un régimen económico mixto (una economía estatizada en sus sectores más estratégicos combinada con espacios de mercado) donde el campo jugó un papel protagónico. Pero esta NPE debía superar los cuestionamientos dentro del propio partido bolchevique, en el que abundaban las suspicacias sobre la efectividad de las nuevas medidas sostenidas por Lenin, Trotsky y Bujarin.
En 1923, Lenin muere… La revolución había avanzado en torno a los experimentos políticos, económicos y sociales como respuestas a los cambios circunstanciales del contexto nacional e internacional. Quizás estos cambios también respondan, no solo al seguimiento de una ideología, sino también a una mirada pragmática y crítica de la realidad. En otras palabras, la supervivencia del proceso revolucionario y la carrera hacia la instauración de un comunismo real podía estar marcado por desvíos y retrocesos, pero sin perder nunca la meta final.
Con la muerte de Lenin, la figura de Stalin marcará un nuevo periodo donde los espacios de expresión, de experimentación y la disidencia serán eliminados. Stalin llevaría adelante una brutal colectivización del campo, un proceso de industrialización pesada acelerada y la centralización económica mediante la destrucción de los mercados surgidos de la NPE. Complementariamente, avanzó hacia un Estado totalitario a través de un régimen de terror donde las purgas de los referentes de la revolución de 1917 y del Ejército Rojo se saldaban con el trabajo forzado en los gulag o el fusilamiento. Irónicamente, el stalinismo retomará muchos valores propios del zarismo con respecto al orden y la disciplina, aunque llevará a una etapa dorada el crecimiento cuantitativo de la producción y de la economía soviética.
En fin, el periodo de convulsiones internas que se desencadenó en la Rusia zarista de 1905, dio paso a unos de los procesos históricos más significativos y entrañables del siglo XX. La puesta en marcha de una revolución socialista triunfante, con amplias y variadas experiencias que trajo aparejadas consecuencias insospechadas, es quizás el hito más redundante del siglo XX, al demostrar que el progreso de la humanidad no es necesariamente guiado por el capitalismo: la alternativa siempre está presente. Quizás no sea el socialismo leninista; o el stalinismo, que demostró sus rasgos más monstruosos, pero quizás…
La alternativa está planteada, quizás sea solo cuestión de pensarla.
El Kurdistán: una nación sin Estado político
por Agustín Boero
07 dic 2017
El Kurdistán es una región localizada en el Medio Oriente que abarca una superficie de 190.000 km2 en lo que hoy es Turquía, 125.000 km2 de lo que hoy constituye Irán, 65.000 km2 de Irak y 12.000 km2 de Siria. La población kurda que habita en dichos Estados se estima en 45 a 50 millones, con más de la mitad dentro de las fronteras de Turquía.
El pueblo kurdo se asentó en la región hacia al año 3000 a.C., pues se los considera descendientes de los medos. Los kurdos fueron un pueblo integrado por grupos nómadas y agricultores, aunque hoy en día son en su mayoría pobladores de aldeas y ciudades. Su estructura social básica se basa en clanes.
¿Pero por qué razones los kurdos no cuentan con su propio Estado, siendo un pueblo con tanta historia en la región? Pues podemos esbozar dos razones principales: 1. económica; 2. histórica.
1. El suelo kurdo es muy rico en recurso naturales. Representa el total de petróleo que se extrae en Turquía, el 40% de las reservas de petróleo de Irak, la totalidad del petróleo de Siria y la mayor reserva de gas natural de Irán. Es decir, que en el hipotético caso de que se diera aval para la existencia de un Kurdistán independiente, los países antes mencionados perderían su principal recurso natural-estratégico. ¿Piensan ustedes que darán su visto bueno para que esto suceda? Yo opto por ser más escéptico.
2. Históricamente, el pueblo kurdo siempre fue dominado por otros imperios o potencias, aunque contaron con cierta autonomía para vivir bajo sus costumbres. Quizás el kurdo más conocido de la historia sea Salah al-DinYusuf-al-Ayyubi o, como Occidente lo conoció, Saladino. Este líder kurdo logró dominar Egipto y toda la región del Levante, asestando un duro golpe a los Estados cruzados durante la Edad Media y convirtiéndose en uno de los más grandes héroes de la historia del islam.
Su situación cambiaría drásticamente a partir de la finalización de la Primera Guerra Mundial. El Imperio Otomano, que había participado en el bando perdedor, se encontraba inmerso en un proceso de desintegración muy avanzado y que era incentivado por las potencias europeas (Gran Bretaña y Francia, principalmente, que contaban con fuertes intereses económicos en la región). Los kurdos apoyaron a los aliados contra el Imperio Otomano, esperando conseguir su tan ansiada independencia y el Tratado de Sevres de 1920 reconoció la importancia de la creación de un Estado kurdo que estuviera bajo mandato de Estados Unidos. El pedido del pueblo kurdo parecía encontrar por fin una solución… Pues, no.
El nacionalismo turco, cuyo principal referente fue Mustafá Kemal Atatürk, renegó de este tratado extranjero y unió a kurdos y turcos a través del elemento religioso para la obtención de un nuevo tratado que reconocía la independencia de Turquía en 1923… Pero este nuevo tratado sepultaba al olvido la existencia de una Kurdistán independiente, pues colocaba a la población kurda subsumida a la población turca del nuevo Estado conjunto. Desde allí, la causa kurda debió resistir y repensarse…
¿Cuál es la situación actual de la población kurda en cada uno de los países?
En Turquía, el gobierno central ha llevado a cabo una política de persecución desde la década de 1960, con la prohibición de la lengua kurda, de nombres kurdos o la destrucción de sus hogares, que ha provocado el exilio de muchos de ellos hacia Europa Occidental. Esto ha llevado a la aparición de movimientos políticos-guerrilleros de izquierda como el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Desde el año 1999, su principal dirigente se encuentra prisionero con cadena perpetua, acusado de terrorismo y separatismo. La propuesta del PKK en estos momentos aspira, no a la independencia, sino a conformar un Estado confederal entre Turquía y el Kurdistán.
En Irán, la causa por un Kurdistán independiente no ha calado muy hondo en la población, quizás por su integración dentro del Estado creado a partir de la revolución de 1978.
En Irak, es donde los kurdos cuentan con una mayor fortaleza y autonomía frente al gobierno central. Durante la invasión del 2003, a cargo de Estados Unidos, la mayoría de los kurdos se aliaron para derrocar a Saddam Hussein y conseguir un mayor control sobre los recursos y la organización de su territorio. Desde el año 2005, cuentan con un gobierno regional para las tres provincias del norte de Irak (Dohuk, Erbil y Sulaymaniyah), donde la población kurda es mayoritaria. Desde el surgimiento del Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS), y ante el abandono del territorio por las fuerzas iraquíes, los combatientes kurdos asumieron la contraofensiva contra las fuerzas del ISIS. Con esta toma de armas y de auto-defensa, el reclamo kurdo se ha ampliado, no ya para una mayor autonomía sino de independencia para la región.
En Siria, aunque la población kurda representa solo un 5% (3.000.000 hab.) del total de los kurdos, también están llevando adelante una feroz defensa y guerra contra las fuerzas yihadistas del ISIS. Es interesante rescatar la participación femenina en la lucha armada (Unidades Femeninas de Protección) así como en la toma de decisiones en el marco de las organizaciones comunales, contrastando con la habitual organización patriarcal que impera en gran parte de Medio Oriente.
En síntesis, el pueblo kurdo representa una de las naciones sin Estado más grande del mundo con 40 a 50 millones de habitantes repartidos por 4 Estados diferentes.
Perseguidos políticamente, atacados culturalmente, la historia reciente del pueblo kurdo muestra las dos caras:
- Un pueblo con la voluntad de ser libres e independientes.
- Un sistema político regional y global que no responda a las necesidades y los deseos reales de la población de diferentes lugares del planeta Tierra.