17 de octubre,

el origen del “mito” del Estado peronista

por Agustín Boero

09 nov 2017

 

 

¿Qué es un mito? Según la Real Academia Española, al mito se lo puede definir como “Persona o cosa rodeada de extraordinaria admiración y estima” o “Persona o cosa a la que se atribuyen cualidades o excelencias que no tiene”.

 

Las personas necesitan de mitos fundacionales que reúnan características únicas o extraordinarias para constituirse en grupos más complejos de relaciones sociales, así hablemos de clanes o tribus en torno a un antepasado común, ciudades-estado con su padre fundador; o las formas más modernas que son los Estados-nación, en torno a los héroes nacionales.

 

En el caso de este breve artículo vamos a referirnos al peronismo y su “mito fundacional” con respecto a la clase obrera. Aquí no vamos a hacer una reconstrucción hecho por hecho de cómo Perón se vincula con el poder de facto de 1943, pero si vamos a rescatar su función como Secretario de Trabajo y Desarrollo Social durante dicho gobierno.

 

Perón iba a constituir un nuevo tipo de relación institucional con los obreros y especialmente con los sindicatos. En un contexto marcado por una conflictividad social latente y una pugna ideológica mundial (fascismo vs. antifascismo) que repercutía a nivel nacional, Perón representará un elemento discordante entre las fuerzas políticas de la época. Aunque de formación castrense, logró darse cuenta de que para lograr una hegemonía política dentro de la Argentina era necesario incluir a las nuevas masas proletarias dentro del Estado. Proletariado que había comenzado a ganar peso a partir de los primeros años del siglo XX, pero especialmente con la transformación económica que se comienza a aplicar a partir de la crisis mundial de 1929.

 

Perón, desde la Secretaria de Trabajo, llevará adelante una serie de medidas que lo acercarán a la clase obrera. La conquista de nuevos derechos y el saneamiento de antiguos reclamos postergados por las clases dirigentes nacionales.

 

Ahora bien, ¿Perón era un socialista latinoamericano que quería acabar con el capitalismo? Por supuesto que no, no estaba ni cerca de serlo. Perón buscaba armar un amplio campo de apoyo nacional, que tuviera como bases a la Iglesia (aunque más tarde este “enamoramiento adolescente” se va a resentir), las Fuerzas Armadas (no olvidemos que era el General Perón), la burguesía nacional y la clase trabajadora, representada por los sindicatos.

 

Una vez logrado el apoyo de los trabajadores y del evento histórico del 17 de octubre de 1945, que marcó la definitiva “intromisión” de las clases populares en el ámbito político (recordemos que Perón había sido removido de su cargo dentro del gobierno de Ramírez y que esta manifestación popular marcó su retorno al escenario), Perón llegará al máximo cargo político de la Argentina como Presidente de la Nación.

 

Desde allí, se dedicará a consolidar su poder ganando adeptos y enfrentando a sus detractores. Y aquí es interesante que uno de esos detractores será el propio movimiento obrero. Habiendo accedido a la presidencia a través del Partido Laborista (un partido con base sindical de reciente creación), se dedicará a reemplazar sistemáticamente a la cúpula sindical por allegados propios o más proclives a aceptar sus medidas. Esta “peronización” de la clase sindical muestra una de las características, que a mi entender, explica el fenómeno de la relación entre Perón y los obreros.

 

El peronismo se basó no en los obreros sino en un movimiento nacional, donde los obreros jugaban una parte importante pero no exclusiva del armado de poder. Los líderes sindicales ganaron en poder económico e interno en su nueva relación con el Estado, pero a costa de sacrificar su independencia política.

 

Esta es, en última instancia, la verdad que aflora del 17 de octubre, el día de la Lealtad peronista. El sacrificio de la clase obrera como actor político independiente de una clase dirigente ajena a la clase popular, pero que valiéndose de diversos medios logró establecer una relación favorable para sus intereses y para el mantenimiento del status quo del capitalismo nacional.