por Daniel Martos - 20 ene 2019
Así como la mayoría de los productos que podés ver en un supermercado, querido lector -y en rigor de verdad, hasta como nuestra propia existencia, dicho esto sin querer entrar en disquisiciones filo religiosas, aunque es un hecho que dolorosamente debemos admitir- los desarrollos en software también tienen fecha de caducidad.
Y esto queda en evidencia. No sólo cuando solemos toparnos con listas donde la empresa propietaria de WhatsApp (que no es otra que la S.A. de Facebook, por si no lo sabías) anuncia periódicamente -casi siempre en diciembre- la lista de teléfonos en los cuales dejará de funcionar (la última lista la puedes chequear aquí); sino también cuando el explorador más popular (Chrome) te recuerda que si tienes un sistema operativo arcaico (como Windows Vista o el XP) ya no podrás recibir más actualizaciones.
En mi opinión, la gran explicación de esta, digámoslo finamente, “exhortación a mantener tus dispositivos actualizados” y a la que podemos llamar obsolescencia programada, es simplemente una forma de conducir al usuario a la compulsión por la recompra, onerosa claro está, de hardware o software. Y/o de incluir en sus programas de uso diario de los códigos necesarios por los departamentos de publicidad y remarketing, para hacer el trackeo o seguimiento de la navegación en los mismos para mostrar contenido de interés comercial al público usuario de la web.
Pero los casos más importantes de esta política de las grandes empresas de software, se da cuando los que se vuelven obsoletos son ya no lo los browsers o aplicaciones, sino el core de los sistemas operativos, como por ejemplo, el muy reciente anuncio de la gente de Microsoft sobre la fecha de caducidad de Windows 7, cuyo mayor detalle podrías ver aquí.
Claro que estas fechas no son tan apocalípticas, ya que no anuncian que el sistema dejará de funcionar, sino que el mismo dejará de recibir actualizaciones, vitales en cuanto a seguridad, claro está. Pero dada la cantidad de ciberamenazas que circulan hoy en día, es casi imprudente desoír estos anuncios y omitir los pasos que requieren actualizarse.
Curiosamente, tanto en los casos como el de WhatsApp y Windows 7, podemos comprobar que los ciclos de vida que se asumen como política de obsolescencia programada no son más que 10 años. Lo cual si bien pudiera ser lógico, se enmarcan en una espiral, yo creo, de acortamiento constante por parte de las grandes industrias del ramo. Por lo cual la opción por productos de código abierto será claramente una opción a considerar, aunque ese ya será tema de otra nota posterior.
Esa nota seguramente la leerás aquí. Cuando la presente, esta que estás leyendo ahora probablemente ya sea obsoleta...