por Patricia Grau-Dieckmann - 05 mar 2022
Fotografía de Andy Wharhol
A los 35 años de la muerte del artista, en el Museo Brooklyn de la ciudad de Nueva York, se lleva a cabo una exposición sobre el artista pop Andy Wharhol. Las obras expuestas indagan en la profunda religiosidad del artista, practicante del catolicismo bizantino.
La reinterpretación que Wharhol hizo de La Última Cena, de Leonardo Da Vinci
Sin embargo, Wharhol se destacó principalmente por la actitud irreverente de su arte. La eclosión del Pop Art en los años setenta en Nueva York logró que se abrieran paso nuevos personajes que renovaron el lenguaje y la forma de comercializar sus obras y es considerado el artista más influyente de la segunda mitad del siglo XX. Fue el primero en introducir la banalidad en el arte y cambiar el criterio de valuación de las obras. De esta manera, se introduce lo trivial en el arte y los objetos de consumo se convierten en símbolos de una época, formando parte de una cultura de masas, como las latas de sopas Campbell o las cajas de Brillo Pads (esponjas para sacar brillo a los objetos metálicos), entre algunas de sus producciones artísticas más renombradas.
Andy Wharhol, Latas de sopa Campbell, 1962, pintura de polímero sintético sobre lienzo.
La expresión más famosa del artista, que aún hoy en día se sigue aplicando frente a la notoriedad efímera que brinda la inesperada aparición de algún desconocido en un medio de comunicación, es “En el futuro, todos tendremos quince minutos de fama”. Sin embargo, su frase más emblemática y que define su concepción sobre el arte de masas que perseguía, es: “Lo grandioso de este país es el hecho de que América fuera la primera en introducir la costumbre según la cual los consumidores más ricos en el fondo compran las mismas cosas que los más pobres. Coca es Coca y por ninguna suma de dinero puedes conseguir una Coca mejor a la que bebe el vagabundo en la esquina. Toda Coca es buena. Liz Taylor lo sabe, el presidente lo sabe y tú lo sabes”.
Andy Wharhol, Tres botellas de Coca, 1962, Serigrafía, High Museum of Art, Atlanta.
Andy Wharhol retoma la idea dadaísta de producir arte con elementos no convencionales e incluso absurdos. Expandió las fronteras de lo que se considera arte, abriendo un abanico de posibilidades en pintura, instalaciones, filmes, fotografías. Queda abierta la puerta para preguntarse si realmente apoyaba la cultura de masas o la suya era una crítica para dejarla en evidencia.
Cajas de Brillo, instalación, 1964.