El moño fucsia

por C. Fernández Rombi

02 ene 2018

 

 

Ha tenido un buen día en la Bolsa de Valores. Las fluctuaciones esta vez jugaron a su favor. La vida le sonríe. Hoy dejará el Microcentro temprano, el día ya está bien ganado. Quiere llegar pronto al country y festejar con ella.

 

Su nueva esposa lo rejuvenece. La ex ha sido desechada después de veinte años.

 

El divorcio salió un toco pero… ¡valió la pena! Verónica es joven y una belleza cálida y sensual como la putísima madre. Mis amigos, casi todos veteranos, se babean y me envidian. ¡Mejor! Que sufran y aprendan.

 

Pasa por la Viegener, La Bombonería de Recoleta, bombones italianos. Y luego por Bodega’s, dos botellas de champagne Belle Epoque, de Perrier-Jouët .

 

¡Hijos de puta, me afanaron lindo! No importa… esta noche será espectacular.

 

Al traspasar la guardia del country, aprecia el respeto de la expresión del empleado. ¡Negro de mierda! Con su habitual tono campechano, dirá:

 

-¡Hola Alejandro! ¿La familia bien?

-¡Excelente, don Mario! Que termine bien el día.

 

No puede evitar pensar, como cada día al regresar y dedicar unos minutos a verla, que su cabaña es la mejor de “Los Lagartos”. Satisfecho, entra. El recibo, el estar y la cocina, enorme y casi disparatada, están desiertos. La imagina recostada o tomando un baño de sales y aprestándose para su llegada.

 

Voy a reventar como un sapo de puro contento…

 

Sube y ve la puerta de la suite abierta. Tirada en la entrada hay una campera de jogging. Recién ahora, una leve luz de alarma comienza a encenderse en su mente.

 

Se acerca y la levanta. El nombre bordado reza: “Willy López”. El instructor de tenis, el hombre más atractivo del country. Entra en silencio. Innecesario, ya que las dos personas que se aman sobre su cama King Size, están de momento fuera de este mundo. Enardecidas y frenéticas.

 

Baja en silencio y se sienta en su sillón preferido, un lujo de ébano y cuero de antílope. Su mirada vacía recorre el living de doble altura. Finalmente, quedará clavada en el moño fucsia de La Bombonería…

 

El moño fucsia… el pomposo moño fucsia… ¡y la reputa madre que te parió!