por C. Fernández Rombi – 16 ene 2019
2004, República Cromagnon
Hay mucho de todo.
Exceso sin límites.
Gente y sudor, ruido y alcohol, música estridente y delirio.
Gritos y rostros desencajados. Jóvenes.
En el piso de los baños duermen los bebés de los bailantes; algunas mujeres, abuelas o madres, los cuidan.
“Callejeros” desencadena la extrema exaltación de su música.
Falta aún la frutilla del postre… Alguien enciende una bengala.
Fantasía
Desnuda en su lecho, la mujer vive su ensueño. La calidez de la tarde ayuda.
El galán que la motiva es tan apuesto como galante.
Quisiera revivir ya, ahora, en este mismo momento, alguna de sus noches de amor.
Una cualquiera. Todas han sido magníficas. Con la pasión como común denominador.
Pasado un buen rato, su tensión decrece…
Hace cuarenta años que sueña lo mismo.
Distracción
A las seis de la tarde, el hombre vuelve a su casa. El viaje en tren ha sido fastidioso.
Al entrar, cae en la cuenta de que dejó su auto en la cochera del edificio donde trabaja.
Nuestra culpa
Belgrano en su sueño imaginó una bandera celeste y blanca.
Él, no es el responsable de los argentinos que lo sucedimos.
Amor de hetaira
Noche ya tarde, está rendida de cansancio. Se consuela a sí misma.
El día ha sido más provechoso que lo habitual. El duque es fogoso y exigente; su hijo, más aún. Contenta con su razonar, empieza a asumir el placer del reparador dormir.
En el albor del sueño, una idea desgraciada se instala en su mente.
Sólo soy… ¡una puta de lujo!
Desacuerdo
Le dije, loco de amor:
¡No te das idea de lo intenso de mi amor por vos!
Contestó: ¡Ojalá pudiese decir lo mismo!
Esposos
Llevan juntos muchos años, sin embargo, se siguen amando.
Sin hablarlo, tienen un interrogante común… ¿Será un espejismo?