El otro
por C. Fernández Rombi
29 oct 2016
Como de costumbre, su mente está desperdigada. Y como de costumbre… atrapada en su obsesión recurrente: las supuestas infidelidades que le adjudica a su esposa.
Incapaz de pensar de otra manera y dejando de lado por una vez su reconocida tacañería, contrata a un detective para que la siga a sol y a sombra por una semana. Tiempo que él estima es suficiente, dada la cantidad de aventuras sentimentales que, graciosamente, le adjudica a su media naranja; linda, simpática y diecisiete años más joven.
─Por favor ─le aclara─, si es posible lleve su cámara… me gustaría tener pruebas indiscutibles.
Ocho días más tarde, concurre por segunda vez a la oficina del pesquisa, a fin de enterarse si ya documentó alguno de los devaneos amorosos que lo desvelan. La secretaria del investigador privado le entregará un sobre; en él no hay informe alguno. Sí, dinero en efectivo. La cantidad exacta del adelanto que el hombre le hiciera por su tarea y, además, una simple esquela: “Lo siento señor Olmos, no me puedo ocupar de su caso”.
“No entiendo nada”.
Vuelve a su casa y la encuentra vacía; sobre la cómoda lo aguarda una notita, escrita de cualquier manera y en un pedazo de papel ordinario y mal cortado:
Luis, me voy. Te pido perdón, pero... ¡sos demasiado celoso! Además, hace unos días conocí a un hombre maravilloso. Chau