por Diego Kochmann – 07 oct 2023
Una de dos
No sé si fui un mal cantante o un buen cantante con mala suerte, no dejaba de atormentarse el hombre con esa duda, mientras terminaba de preparar las medialunas antes de ponerlas en el horno.
Ya estaba a punto de jubilarse tras casi toda una vida trabajando en aquella panadería, la que, por supuesto, nunca formó parte de sus sueños de juventud.
La historia de siempre
¡Tremendo puntapié encajó el televisor al libro!
–¡Andate de acá, que ya nadie te quiere!
Y el libro se marchó nomás, rengueando, no sin antes advertirle:
–No te confíes tanto, algún día te sucederá lo mismo.
Una carcajada despectiva fue toda la respuesta del aparato.
Solo unos años después, el teléfono celular se acercó al televisor con aires de grandeza y le dio una patada monumental en el trasero.
–¡Andate de acá, que ya nadie te quiere!
Y el televisor se alejó nomás, dolorido, no sin antes prevenirle:
–No te confíes tanto, algún día te sucederá lo mismo.
El celular lanzó una sonora risotada por sus diminutos altavoces.
Y así estuvo sus buenos años, creyéndose el rey de la humanidad. Su soberbia era tal que ni de casualidad advirtió lo que el libro y la tele estaban observando desde allá lejos: la extraña silueta de un artefacto nunca antes visto, se le acercaba con cara de pocos amigos y toda la intención de propinarle el patadón de su vida.
A lo Monterroso
Cuando apagó la Playstation, el dragón escupefuego todavía estaba allí. (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, Augusto Monterroso).
Memorizol 500
Son buenísimas. Te tomás una todas las noches y…, esteeee… ¿Qué estaba diciendo?