por Diego Kochmann – 23 abr 2024

 

El tercer Chanchito corrió desesperado hacia su casa de ladrillos, seguido por el Lobo, que traía una cara de hambre a más no poder. Justo a tiempo logró cerrar la puerta, ¡pero el Lobo no se iba a quedar de brazos cruzados! Empezó a soplar y a soplar, sin embargo la casita, ni cosquillas. Tanto sopló que se puso todo violeta y tuvo que sentarse un rato a descansar sobre un tronco.

 

De pronto se le ocurrió una excelente idea. Sacó su ametralladora y comenzó a disparar a lo loco hacia la pobre cabañita. En eso salió el Chanchito, súper enojado.

–¡¿Pero qué te pasa, Lobo?! ¡¿Acaso te volviste loco?!

 

El Lobo se detuvo, justo cuando estaba por lanzar una granada sobre la casa.

–¿Pero, por qué me decís así? Es lo que decía el guion…

–¡Vos estás loco en serio! ¡En el guion no aparecen disparos ni granadas!

 

El Lobo, sorprendido, se alejó del set de filmación y se puso a hojear el libreto que le habían dado.

–¿Ves, Chanchi? Acá dice: “… tomó la ametralladora y disparó…”.

 

Con el ceño fruncido, el Chanchito le sacó las hojas de las manos.

–¿Pero no te das cuenta de que estas páginas no son de acá? Algún bromista las pegó con cinta adhesiva, pertenecen a otra película. ¿Ves? Acá dice: Rambo.

 

El Chanchito aceptó de muy mala gana las disculpas del Lobo. Lo importante es que no había sucedido nada grave. Entonces volvieron  los protagonistas a ubicarse en sus lugares y…

–Toma 5, retomamos desde la persecución. ¿Listos? 1, 2, 3… ¡Acción!