por Osvaldo Pimpignano – 27 ene 2021
Articulación entre facultades de la UBA y construcción de conocimiento desde una perspectiva interdisciplinaria. Con más esfuerzo e ingenio que recursos, produjeron un prototipo de microscopio desarrollado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, que fue convertido en un equipo funcional y apto para toda la comunidad de ciencias biológicas, gracias a la colaboración de un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
“La complementariedad era evidente: nosotros teníamos un desarrollo que pedía a gritos salir del laboratorio, y en FADU estaban los procesos y las personas para hacerlo posible”, dice Hernán Grecco, director del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Y muestra las bondades de “Cruza”, un dispositivo que, además de sumamente eficaz para la investigación en biología, es práctico, funcional y el resultado del trabajo conjunto entre estudiantes de grado y posgrado de Física y de la carrera de Diseño Industrial que se dicta en la Facultad de Arquitectura (FADU). En efecto, la “cruza” creativa entre las dos facultades de la UBA convirtió un prototipo de microscopio en un equipo apto para diversos usos y en vías de ser patentado.
La historia es sencilla. La especialidad de Grecco, Doctor en Física e investigador del CONICET, es la física óptica y, más concretamente, el desarrollo de una microscopía que optimice el estudio de la señalización intracelular, es decir, el monitoreo de la información que se propaga por las células a través de distintas reacciones bioquímicas, tarea que no se puede realizar con los métodos ópticos tradicionales. Por eso, él y su equipo desarrollaron novedosos dispositivos de análisis de imágenes que los ayuden a entender la organización tridimensional de la materia viva.
Bruno Moretti, Sofía Pironio, Hernán Grecco y Sol Ávila Delceggio, del equipo Cruza
“La idea fue utilizar una técnica que se llama Light Sheet, muy útil para observar organismos vivos, durante lapsos muy largos”, cuenta Bruno. Se trata de un microscopio de fluorescencia que proyecta un plano de luz muy delgado, generando en las muestras niveles de daño biológico mucho más bajos, lo que permite hacer observaciones –captando imágenes a distintas profundidades y reproducciones en 3D– durante un día entero. Con otras técnicas, la excitación no está separada de la detección y, después de un par de horas, la muestra muere o se produce un rápido fotoblanqueo, agotándose las proteínas fluorescentes. “Hubo una primera versión del microscopio, pero después procuramos hacerlo más compacto; y esa búsqueda derivó en el proyecto conjunto con FADU”.
Light Sheet, (que podría traducirse como Hoja de luz) es un método de uso de la luz para escanear el cuerpo humano, que podría resultar en un diagnóstico menos intrusivo y más eficaz para los pacientes. La nueva técnica permite que la luz alcance mayores profundidades dentro del tejido biológico, permitiendo conseguir imágenes tridimensionales (3D) de alta calidad. Se trata de formas de haces de partículas que conservan su forma cuando viajan a través del tejido biológico. Estos haces, llamados rayos Airy y rayos Bessel, resisten los efectos de la dispersión.
Prototipo de microscopio en un equipo apto para diversos usos
Había que sacarlo del laboratorio para que impactara en toda la comunidad de biólogos. Y ese cuello de botella de la transferencia de conocimiento se quebró a través de una instancia de cooperación entre facultades. A través de Adrián Teijeiro, que es docente en FADU, contactaron con la cátedra del ingeniero Louzau, Tecnología IV, de la carrera de Diseño Industrial, que todos los años realiza una feria con desarrollos concretos. “Y dije: esto es lo que necesitamos”, cuenta Grecco. Y allá fueron, del Pabellón 3 (FADU) al Pabellón 1 (Exactas) de Ciudad Universitaria, cinco estudiantes de grado con el propósito de concretar un trabajo teórico en un instrumento versátil.
“Cruza es nuestra tesis –cuenta Sofía, uno de esas estudiantes–. Lo que se plantea la cátedra de Leonardo Louzau es tomar una idea y llevarla a un prototipo escuchando las necesidades del usuario, en este caso, un grupo de laboratorios que necesitan acceder a este tipo de microscopios, y convertir ese desarrollo en un producto transportable”. El nombre elegido significa cruzar barreras, cruzar de un pabellón a otro, y de esa manera intercambiar conocimientos y obtener resultados más fecundos. “Y así fue: indagando en las prioridades de los diferentes usuarios del microscopio, terminamos replanteando toda la diagramación de los componentes. Hasta el modo de poner las muestras, dimos vuelta todo”.
El resultado de ese trabajo es Cruza, un microscopio con amplias mejoras funcionales respecto de otros modelos similares, para el cual sus jóvenes diseñadoras buscan gestionar un modelo de utilidad, es decir, un formato de patente que proteja su innovación. “A mí me gustaría poner el énfasis en la apuesta de las dos facultades –subraya Hernán Grecco, en el proceso humano de involucrarse con el trabajo de otros, de comprenderlo y llegar a una síntesis que sea valorada por ambas comunidades, la de diseño y la de física. Ellas no vinieron a poner una caja alrededor de lo que nosotros teníamos, sino que repensaron un montón de elementos, haciendo preguntas clave. Y esta es la prueba de que este tipo de colaboraciones puede dar algo más rico que simplemente la suma de las partes. Tenemos la potencialidad de construir conocimiento desde una perspectiva interdisciplinaria”.
Fuente: UBA, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
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