De la tasa de interés alta y otros demonios

por Juan Carlos Latrichano

15 abr 2017

 

 

El Gobierno apela a la suba de la tasa de interés con el propósito de contener la aceleración de la suba de precios. En el primer trimestre del presente año, la inflación acumulada superó el 6%. Este desempeño se aparta en modo significativo de los objetivos presupuestados. En efecto, de continuar la tendencia observada en el primer trimestre, la inflación arrojaría una tasa que superaría el 25% anual, excediendo la pauta fijada del 17%. Queda estatuido de este modo el manejo monetarista iniciado a comienzos del año pasado y afianzado ahora.

 

¿Es acaso el exceso de moneda el problema a combatir?

Desde luego que no. Quizás antes que reducir el exceso de moneda corresponda pensar en expandir la actividad económica.

 

De este modo, además de la tasa alta de interés podemos enumerar otros demonios. La baja incesante del salario real y del tipo de cambio real entre otros. La caída del salario afecta el consumo y por ende la producción. La disminución del tipo de cambio estimula importaciones y desalienta exportaciones. Ambos hechos le quitan incentivos a la actividad económica.

 

En resumen, el criterio sería mantener el nivel de moneda con más producción. Este sería un plan antiinflacionario heterodoxo.

 

Si no eliminamos estos problemas, es probable que podamos cumplir la meta inflacionaria en medio de una parálisis de la economía. La paz de los cementerios tan temida.