por Candela Saldaña - 07 oct 2019
A fines del siglo XV, muchos reinos europeos abandonaron su ya conocido marco geográfico y, en temeraria aventura, se lanzaron a través del mar en busca de nuevos horizontes. Esta época de descubrimiento se dio como resultado de una serie de intereses, particularmente compartidos entre aquellos reinos europeos, que buscaban la ilustración tanto de sus mentes como el de su ego para la historia de sus territorios.
Entre las causas de estos descubrimientos geográficos se podrían mencionar: los intereses económicos, ya que se buscaba principalmente, rutas comerciales y puertos mediterráneos; y el afán de aventuras y el interés de propagar la fe, ya que los españoles y portugueses se destacaban por sobre todos los navegantes de la época en tener fervientes deseos de evangelizar nuevas tierras.
España y Portugal fueron los reinos pioneros en los viajes de exploración, a los que luego se sumaron Inglaterra y Francia. Estas expediciones recorrieron las costas africanas, asiáticas y americanas. Los marinos portugueses buscaban una nueva ruta para llegar al Asia, bordeando África y adentrándose en el océano indico. Gracias a estas búsquedas, lograron mantener estrechos contactos comerciales con India, China, Indonesia y Japón.
Entretanto, la monarquía castellana había conquistado las islas Canarias, en el Atlántico, frente a las costas de África. A partir de la propuesta de Cristóbal Colón, la monarquía española financió viajes que intentaron llegar a Oriente “dando la vuelta” por el Oeste.
Cristóbal Colón, quien fue un navegante al servicio de la Corona de Castilla, efectuó la expedición de descubrimiento del continente americano. Realizó cuatro viajes de expedición entre los periodos de 1492 a 1503, recorriendo las Antillas, el Caribe y las costas de América Central.
La histórica primera expedición se realizó el 3 de agosto de 1492 habiendo zarpado desde el Puerto de Palos de Monguera a las ocho de la mañana del día viernes. Colón comandaba la “Santa María”, una nao que era la más grande y lujosa, pesaba 225 toneladas y medía más de 30 metros de largo. A diferencia de las carabelas “La Pinta” y “La Niña”, que desplazaban 150 toneladas y medían alrededor de 20 a 25 metros de largo. De la expedición participaron probablemente de 90 a 100 hombres; ninguna mujer ni religioso formó parte de la tripulación.
A las diez de la noche del jueves 11 de octubre Colón divisó una pequeña luz; y el 12 de octubre, un marinero de La Pinta, Juan Rodríguez Bermejo, conocido por el nombre de Rodrigo de Triana, dio el ansiado grito de “¡Tierra!”.
Los intrépidos navegantes desembarcaron en una isla que sus habitantes llamaban Guahanani, pero que Colón denominó San Salvador, convencido de haber llegado a Asia. E inició inmediatamente la búsqueda de las tierras del Gran Khan y sus riquezas. Como era lógico, no encontró botín alguno. Más bien, dio cuenta de una sociedad agraria perfectamente avanzada, basada en el cultivo de maíz, la mandioca y el algodón, incluyendo otros importantes cultivos como el maní, la pimienta, la piña, la batata y el tabaco. Tanto españoles como nativos intercambiaron productos pacíficamente, pero aquellos no tenían posesiones de oro, principal producto que buscaban los españoles.
Colón decidió entonces realizar otras exploraciones por la zona que le permitieron descubrir las islas de Concepción, Fernandina e Isabela, nombradas en honor a los reyes de la Corona española. En la mañana del 28 de octubre descubrió la isla de Cuba, a la que llamó Juana por la heredera del reino de Castilla. El 6 de diciembre llego a Haití a la que denomino La Española. En la noche de Navidad, las corrientes arrojaron a la Santa María sobre un banco de arena, destruyéndola. Con los restos de la nao decidió construir un fuerte; y en diez días de trabajo estuvo terminada la primera fundación española en América: la villa de la Navidad. Allí dejo una guarnición de 39 voluntarios al mando de Diego de Arana, y en enero de 1493 Colón emprendió el regreso en La Niña. El 15 de marzo de ese mismo año arribó al puerto de Palos, de donde había zarpado con esperanzas e ilusiones un año antes para hacer historia.
La llegada de Cristóbal Colón a América es considerada como uno de los momentos más importantes de la historia universal. Ya que abrió paso a la conquista de este nuevo mundo por parte de Europa.