por Diego Kochmann – 31 mar 2025
Mensaje
Todas las mañanas, el chico iba a la playa con la esperanza de hallar una botella con un mensaje de algún náufrago de una isla lejana adentro. Al llegar se encontraba no con una, sino con cientos de botellas plásticas desparramadas por toda la arena.
El chico las abría una por una, y aunque no contenían ningún papelito en su interior, todas ellas en conjunto estaban mandando un claro mensaje: “Empiecen a cuidar el planeta antes de que sea tarde”.
Cuento ecologista
Tras terminar de preparar la ensalada de frutas, el muchacho salió de su casa con una bolsa llena de cáscaras de naranja, manzana, banana, pera, y otras, para dejarla en el cesto. Distraído como estaba, no vio ni oyó como una moto que circulaba por la vereda se le vino a toda velocidad y lo embistió. Por fortuna, gracia a Dios, la bolsa, tras dar cinco vueltas en el aire, cayó justo en el contenedor dispuesto para la basura orgánica.
Nada importan en este caso el joven tirado sobre el asfalto, su pierna quebrada ni sus gritos de dolor. Porque, como se aclaró al principio, se trata de un cuento ecologista.
Indios comechingones
–¿Y qué significa “chingones”? –le preguntaron al guía mientras el grupo de turistas recorría las Sierras de Córdoba.
–No te podría responder eso. Al parecer, estos indios se comieron hasta el último chingón, no dejaron ni uno, por lo que nunca nadie llegó a verlos. Así que no se sabe nada de cómo eran, qué forma tenían…
Cuento de un escritor feliz
Cric, cric, cric… (No existe obra de arte que haya nacido del interior de un corazón contento).