por Osvaldo Pimpignano - 30 ago 2019
Los incendios forestales son frecuentes y comunes en todo el mundo. Los argentinos tenemos experiencia: en este momento estoy escuchando Radio Universidad de Córdoba, donde anuncia que en los últimos diez años se quemaron 600 mil hectáreas de bosques y campos. Según los técnicos, la mejor herramienta contra ellos es la vigilancia y la realización de obras que impidan o al menos disminuyan estos eventos.
En estos momentos se desarrollan incendios en los bosques del Ártico, tanto canadiense como ruso, pero de eso nos ocuparemos en una próxima ocasión ya que han sido superados, en magnitud, por el que consume unas 500.000 hectáreas del Amazonas brasileño, paraguayo, boliviano y peruano. Para tener una dimensión práctica, recordemos que la ciudad de Buenos Aires abarca 20.000 hectáreas; vale decir que el área siniestrada es 25 veces mayor que nuestra Capital Nacional.
En los últimos días, el mundo puso sus ojos en esta catástrofe. Más de 72.000 focos de incendio devastan el más grande pulmón verde por el que respiramos: la Amazonía. El más importante generador de oxígeno y acumulador de dióxido de carbono a partir del proceso de fotosíntesis, un dióxido que el fuego liberó. Y llamativamente, o no tanto considerando los negocios internacionales alrededor de los recursos naturales del planeta, no se les otorgó la necesaria protección y rápida atención.
Incendios en el Amazonas-focos el 24 de agosto
Imagen satelital del incendio
Eric Nepomuceno, periodista argentino radicado en Río de Janeiro, informa que entre el primero de enero de este año y el pasado martes 20 de agosto, en 232 días, se registraron casi 80 mil incendios en las matas amazónica, es decir, unos 340 focos de fuego por día, más de diez incendios por hora.
La científica ecologista Brigitte Baptiste, rectora de una universidad en Colombia, la EAN de Bogotá, ex directora del Instituto Von Humboldt y la mayor especialista en sostenibilidad de su país, habló con el medio colombiano SOY sobre el desastre: “Estamos enfrentando una verdadera catástrofe, realmente el área que se está quemando en el Amazonas brasileño es gigantesca. Y esto es derivado de acciones delincuenciales de acaparadores de tierras y de agricultores criminales que prefieren los beneficios inmediatos a la sostenibilidad y a la seguridad ambiental, no sólo de su propio país sino de todo el planeta”.
Es un desastre porque acelera la liberación de CO2, que los árboles han captado del ambiente y aumentando la acumulación de gas del efecto invernadero con efectos letales para todo el mundo, de manera que no se trata solamente de un problema brasileño. Es una flagrante violación de todos los convenios multilaterales que se han firmado de restricciones de emisiones de gases de efecto invernadero y de protección de la biodiversidad, que tal vez es el otro componente crítico de esta amenaza. Y es la destrucción de las opciones de adaptación, que están contenidas en la selva y que además están presentes en las culturas indígenas, que están en riesgo tanto por la pérdida de territorio habitable como de fuente de alimento y medicinas. Estamos frente a un momento en que el mundo entero tiene que exigirle a Brasil responsabilidad global; y por supuesto, también dar ejemplo de que esa responsabilidad se está tomando en serio en todos los países, aseguró la científica Brigitte Baptiste.
Por su parte, todos los ex ministros de medio ambiente brasileños desde la creación de la cartera en 1992, firmaron una declaración conjunta en Sao Paulo para alertar a la sociedad brasileña. Y al mundo. Rubens Ricupero, Gustavo Krause, José Sarney Filho, José Carlos Carvalho, Marina Silva, Carlos Minc, Izabella Teixeira y Edson Duarte acusaron al gobierno de la ultraderecha Jair Bolsonaro (PSL) de implementar una "política sistemática", en poco más de cuatro meses, de destrucción deliberada de políticas ambientales implementadas desde principios de la década de 1990, así como el desmantelamiento institucional de los medios de protección. La imagen de unidad que ofrecieron sobre sus diferencias ideológicas, incluida la que se vio perjudicada y la que se benefició de la dramática acusación de Dilma Rousseff, da una idea de la gravedad de esta denuncia.
Siete ex ministros de medio ambiente, reunidos este miércoles en la USP
Un frente sin precedentes lo conforman más de 600 científicos que piden a la Unión Europea que presione a Bolsonaro para que detenga la deforestación en Brasil. También se produjo una gran manifestación indígena, que de otras ciudades llegaron a Brasilia.
El grupo de ex ministros de medio ambiente acusa al presidente y al actual ocupante de la cartera de ambiente, Ricardo Salles, de revertir todos los logros de las últimas décadas. Logros que "no son de un gobierno o un partido, sino de todo el pueblo brasileño", dijo más de una vez Marina Silva, quien ocupó el Ministerio entre 2003 y 2008, y ha sido candidata a la presidencia. Silva y sus colegas asistentes a la reunión enfatizaron que, al contrario de lo que Bolsonaro predica, la defensa de la naturaleza, la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático NO son incompatibles con el desarrollo económico. Todo lo contrario. Silva dijo que Brasil "depende del medio ambiente para su poder agrícola, ganadero y minero" y señaló que el país había crecido en un promedio de 3% y aumentó los agronegocios al tiempo que redujo la deforestación amazónica en un 80%.
El Presidente Jair Bolsonaro cumple rigurosamente su discurso de tres décadas como diputado y reiterado en su campaña electoral: vencer la "psicosis ambientalista creada y alimentada por el marxismo cultural que, entre otras estupideces, inventó el Calentamiento Global”
Las medidas "retrógradas" tomadas por el Gobierno de Bolsonaro a este respecto son muchas y diversas: transferir al Ministerio de Agricultura la demarcación de tierras indígenas y al Servicio Forestal Brasileño, la transferencia de la Agencia Nacional del Agua al Ministerio de Desarrollo Regional, la eliminación de la Secretaria de Cambio Climático, hostigamiento de inspectores del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables.
Algo similar ocurrió con los cuerpos de bomberos, brigadistas y organismos provinciales (IBAMA), responsable de imponer multas ambientales para contaminadores y deforestadores, prácticamente desmantelado con la excusa de realizar ahorros a la administración pública. Además de amenazas de desmantelar áreas protegidas, reducir el Consejo Nacional de Medio Ambiente, eliminar el Instituto Chico Mendes (ICMbio). Al mismo tiempo, el gobierno de Bolsonaro ha designado oficiales de policía militar y del ejército para los cargos de liderazgo de IBAMA e ICMbio, con la excusa de que pueden conferir un mayor poder político a las organizaciones. "Nada en contra de ellos, pero son personas que no tienen la agenda ambiental", dijo Izabella Teixeira (y este escriba agrega, ni formación profesional). Todo esto socava, según el documento firmado, el papel principal desempeñado por el país a nivel mundial e indica retrocesos en los esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Sin un cambio de dirección, advirtió Silva, "convertirán a nuestro país en un exterminador del futuro. Eso no podemos permitirlo". Ricupero alentó a los jóvenes a ocupar calles y plazas, como ha estado sucediendo en Europa y Estados Unidos, para presionar al Gobierno contra el desmantelamiento de las políticas ambientales. Teixeira declaró, a su vez, que "Brasil no puede ser la reina malvada del Juego de Tronos del medio ambiente".
Bolsonaro, que cuando militar en actividad tenía el apodo de “capitán motosierra”, anunció en la campaña que eliminaría el Ministerio del Medio Ambiente y prometió que, como Donald Trump, sacaría al país del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. En palabras de Carlos Minc "puso una pistola en manos de agresores, contaminadores y deforestadores, mientras los defensores del medio ambiente tenían las manos atadas".
Presidente Jair Bolsonaro
Minc también advirtió que el gobierno actual "está autorizando diariamente nuevos pesticidas cancerígenos que ya están prohibidos en Estados Unidos y Europa".
Entre tanto, el cuestionado ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, anunció la creación de un equipo "interdisciplinario", integrado por organismos del Gobierno, empresas privadas y las ONG, para atender la problemática de la Amazonía.
Ministro Ricardo de Aquino Salles
En una entrevista publicada este jueves por el portal UOL, Salles no dio detalles sobre la entrada en operación y las funciones específicas del equipo, pero adelantó que contará con la participación del Ministerio de Defensa, la Policía Federal (PF) y la Fundación Nacional del Indio (Funai), entre otros organismos. Sobre reorganizar los sistemas de prevención y ataque de incendios forestales, no dijo nada.
La denominada "Fuerza Tarea Pro Amazonía" tendrá como objetivo establecer programas de desarrollo económico en la región, implementar un nuevo sistema de monitorización y datos de deforestación y "reforzar" las acciones de prevención y fiscalización de la misma.
Diferente de otras iniciativas similares implementadas en anteriores Gobiernos, Salles indicó que el nuevo proyecto contempla una mayor participación de las empresas privadas; en particular, de la industria farmacéutica, que podría desarrollar "nuevos productos" a partir de la "biodiversidad" en la región, esto si llegaran antes que el fuego.
Por el momento el presidente de Brasil destacó a 44.000 militares para que combatan los incendios en Amazonia. Los operativos empezaron en Rondonia (al norte), uno de los seis estados de los nueve que forman la Amazonia. No se descarta movilizar más tropas. De lo que se duda es de la capacidad operativa de estos efectivos que no están entrenados para estas tareas.
Cuentan con dos aviones con capacidad para transportar 12.000 litros de agua cada uno, que ya están siendo utilizadas en acciones puntuales en el estado de Rondonia. También fueron desplazados a la región amazónica un helicóptero, cuatro aviones y una treintena de bomberos voluntarios.
Defensa todavía espera que se liberen 28 millones de reales (unos 7 millones de dólares) destinados a situaciones de emergencia, pero que están bloqueados por el Gobierno federal.
En los últimos dos días se declararon un total de 1.663 incendios nuevos, según datos oficiales brindados hoy por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Mientras esperamos las consecuencias totales que puede tener para la Argentina, la primera ha sido la llegada del humo que ya está sobre nuestras provincias norteñas y en una semana podría estar sobre Buenos Aires. Convendría recordar la recomendación del Secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable Rabino Bergman, cuando aconsejó que “oremos”. Bergman, además de su formación rabínica, es egresado en Farmacia y Bioquímica de la UBA.
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