por C. Fernández Rombi – 26 may 2019

 

 

Cierta persona de mi conocimiento recibió un SMS, WA o correo ─ya no recuerdo─, firmado por su amada cuyo texto se limitaba a un punto.  Solamente un punto, así: “. Tu amada”.

 

Como supe tener cierta fama de lingüista, ya lejana y no merecida, mi querido amigo recurrió a mis conocimientos para desentrañar el significado del mensaje de su enamorada (condición a la que él respondía con singular entusiasmo).  No supe darle ayuda.  Pero tal hecho me llevó a pensar en el ordenamiento social, más que en el gramatical, de los signos de nuestra lengua.  En el gramatical ya han hecho aportes de fuste, Saussure, Chomsky y otros… ¡Ni pienso enmendarles la plana!

 

Hago públicas mis disquisiciones, con el simple objetivo de que, tal vez, sean de alguna utilidad para alguno de mis lectores. Veamos.

 

La coma

Es, en lo referente a la importancia social, el más sencillo y popular de los signos de puntuación.  Se utiliza para, dentro de una misma oración, aclarar, separar u ordenar dos o más frases o palabras de un texto.

 

El punto y coma

Acá la cosa se hace un poco más seria.  Indica una separación más larga; en especial, si en el párrafo ya hay una, dos o más comas.  Tiene de por sí, un peso social algo más definido.

 

La raya o guión

Es característica esencial del diálogo y va antes del dicho del interviniente.

 

Signos de interrogación

Aclaran, sin duda alguna, que alguien interroga a uno u otros.  Pueden también, manifestar nuestro esencial descreimiento por las estadísticas económicas, de empleo, de escolaridad y otras, expresadas con fervor por los administradores de la cosa pública.

 

Signos de admiración

Para resaltar el carácter admirativo de lo nombrado.  Es muy utilizado por los señores refiriéndose a la anatomía de algunas señoritas o por los políticos para nombrar las cualidades del pueblo (en especial de sus correligionarios), también los utilizan sin remilgos, los sindicalistas (refiriéndose a las bases).

 

Paréntesis

Encierran frases desligadas del párrafo que encierran.  También los usamos cuando no queremos quedar demasiado pegados a lo que referimos.  Ejemplo: “Según el Jefe de Gobierno, el paradigma de la democracia está totalmente reafirmado por la gestión de nuestro  gobierno” (En lo personal, tengo serias dudas).

 

Los dos puntos

Previo a la enumeración de objetos o situaciones, antes de iniciar una pregunta o hacer una cita textual.

 

Los puntos suspensivos

Deja una frase en suspenso (de ahí, ¡caramba!, lo de puntos suspensivos) o se interrumpe lo dicho por ser muy conocido.  Muy común en los refranes populares.

 

El punto y seguido

Separa frases dentro de una misma oración.  En realidad, es una coma con algo más de categoría.

 

El punto y aparte

Indica cambio de párrafo y de renglón, es decir que es per se, de mayor estatus que el anterior.

 

El punto final

Sin la menor de las dudas es, en lo social, el más importante entre los nombrados.  Indica el final de un escrito.  Por lo tanto, el dicente ya no tiene vuelta atrás, su opinión ha quedado registrada (como en los archivos televisivos), no la puede cambiar…  Sin embargo, la historia actual nos demuestra que cualquier autor que se precie, puede, sin mayor esfuerzo, decir que se lo interpretó mal… que lo que dijo o escribió, quería decir exactamente lo opuesto… que la definición que le adjudican es una falsedad ideológica… etc., etc., etc.  Su uso es ineludible para cerrar notas de rompimiento romántico o suicidas.