por Juan Carlos Latrichano – 05 may 2020

 

El juego de la deuda está a pleno.  Los acreedores quieren más.  El Gobierno quiere menos.  En medio de todo esto, está  la incertidumbre.  Todos los caminos de análisis nos llevaban a una fecha tope del 8 de mayo.  Los pesimistas de siempre sostienen que si ese día no hay acuerdo se produce el default.  Hasta aquí tenemos que el Gobierno hizo una propuesta y los acreedores no la aceptaron.

 

¿Entonces caemos en default?

Nada que ver.  El plazo se estira hasta el 22 de mayo.  En el lapso que va hasta esa fecha se espera que el Gobierno mejore la propuesta.  Quizás un pequeño pago a partir del año próximo.  Quizás una pequeña mejora de la tasa de interés.  Quizás una eliminación de la pequeña quita de capital.

 

¿Y si aún así no hay acuerdo?

Puede aparecer el Fondo Monetario Internacional y proponer otorgar el tramo faltante del stand by.  Ello significaría un desembolso de alrededor de 13.000 millones de dólares que podrían ayudar en la negociación.

 

¿Y si eso no ocurre y en definitiva no hay acuerdo?

Queda el llamado standstill.  Con ello, la negociación prosigue por lo menos durante el presente año.  Igual, creo que antes habrá acuerdo.

 

Espero no equivocarme.

 

 

por Juan Carlos Latrichano – 30 abr 2020

 

Indudablemente, hay muchos más temas que aumentan la preocupación de los argentinos, pero principalmente la deuda, los depósitos, el dólar y la inflación están en los primeros lugares.

 

La deuda es un tema de preocupación debido al riesgo de que nuestro país entre en default.  Particularmente los analistas que tienen mucho espacio en los medios, sostuvieron y sostienen reiteradamente que los acreedores externos rechazarán la propuesta de nuestro país y que en consecuencia marchamos a un problema terrible.  ¿Es esto así o existen posibilidades de acordar con los acreedores?  Todo parece indicar que la posibilidad de acuerdo existe y que la misma aumenta a medida que pasa el tiempo.  Ello debido al agravamiento de la situación internacional.  Hace falta que el Gobierno mejore un poco la propuesta inicial.

 

De los depósitos se llegó a hablar de un corralito de hecho.  Bueno, los que tienen certificados de depósitos saben muy bien que existe un abismo entre la situación actual y la de 2001.  Creo que no me equivoco.

 

En cuanto al dólar, los economistas mediáticos sostienen que la gente no demanda pesos y por eso se van al dólar.  En línea con esta idea, dicen que se están reduciendo los depósitos en pesos y los depositantes  se pasan al dólar.  Nada que ver: los depósitos están creciendo.  Al dólar blue y al contado con liquidez lo hacen subir los especuladores.

 

Finalmente hablamos de la inflación.  Los citados economistas mediáticos hablaron de la posibilidad de que se produzca una hiperinflación.  Sin embargo, la expectativa de inflación de abril habla de una baja con respecto a marzo.

 

Es necesario escuchar, ver cuánto de verdad existe y cuánto de sensacionalismo.  Si usted hace este ejercicio, dejará  de escuchar a más de uno de los que aparecen frecuentemente en los medios masivos.  No deje de hacer la prueba.

 

 

por Juan Carlos Latrichano – 21 abr 2020

 

Comienzo este informe con una pregunta: ¿escuchó usted cuanto creció la Base Monetaria en lo que va desde el comienzo del año hasta el 15 de abril?

 

Quizás lo escuchó al pasar, pero seguro que le quedó que fue de más del 50%.  Y claro, si es así no le quedan dudas de que la inflación va a ser muy alta.  Ni hablar del programa de gastos que el Gobierno tiene previsto hacer para alentar el trabajo y la producción (decreto reciente de necesidad y urgencia número 376).  Todo esto amerita un análisis minucioso y ordenado.

 

Hablemos primero de la expansión de la Base Monetaria.  Tomando los datos que surgen de los balances semanales del Banco Central (cualquiera los puede consultar en la página del mismo), tenemos que la expansión del presente año entre el 1 de enero y el 15 de abril fue del 28,72%.  Ahora bien, si tomamos expansión de circulante la tasa se reduce al 16,56%.  Tengamos en cuenta que la base monetaria se compone de la suma del saldo del circulante más el saldo de los depósitos de los bancos en el Banco Central.  Por lo tanto, tomando el crecimiento global del circulante tenemos que este creció a una tasa promedio del 4,47% mensual.  Nótese, querido lector, que la tasa sale del interés compuesto.  Por ejemplo, si hay una expansión monetaria del 10% mensual en dos meses y se parte de un valor inicial de 100 pesos el primer mes, tenemos 10 pesos de crecimiento; pero el segundo mes tenemos 11 pesos de crecimiento (el 10% de 110 que es saldo que surge de sumar a 100 los 10). Por lo tanto el crecimiento total es 21 (10 más 11), siendo la tasa de crecimiento del 21%.  Si usted mira distraído puede llegar a la conclusión de que el crecimiento mensual fue 10,5% (21 dividido 2).  Pero todos sabemos que fue 10%.  El cálculo correcto surge de aplicar la fórmula de interés compuesto.

 

Ahora bien, hay una vuelta de rosca más.  Lo que incide en el comportamiento de la inflación es el dinero en poder del público, que es igual al circulante menos el efectivo que tienen las entidades financieras.  Este indicador en el mes de marzo creció un 2,2%, mientras que la base monetaria creció al doble: 4,4%.  Por eso hasta ahora los indicadores de inflación desdicen a aquellos que hablan de hiperinflación.

 

¿Qué les queda por decir a los profetas de la confusión inflacionaria?  Que el gasto que va a realizar el Gobierno en pos de alentar la producción y el trabajo se financia con la maquinita.  Pierden de vista que el Estado este año se ahorra alrededor de 700.000 millones de pesos de intereses de la deuda pública.  Ello compensa gran parte del mayor gasto asistencial, estimado en 900.000 millones de pesos. Desde luego, falta tener en cuenta el monto a recaudar por el impuesto a la riqueza próximo a implementarse.

 

Finalmente, estimado lector, agrego otro elemento de financiación del programa de asistencia.  El ahorro de intereses de las Letras de Liquidez (Leliqs).  Recuerde que el año pasado el Banco Central pagaba por ellas un 76% y hoy abona la mitad.  Teniendo en cuenta la actual cartera, que es de un billón trescientos mil millones de pesos, estamos hablando de un ahorro de casi 500.000 millones de pesos. Esa cifra antes iba a los bancos.  Ahora puede ir como utilidades distribuidas del Banco Central al Gobierno.

 

Por lo tanto, la hiperinflación no será más que eso: un comentario sin sentido de los profetas de la confusión.

 

 

por Juan Carlos Latrichano – 25 abr 2020

 

Seguramente usted fue informado por los medios masivos de comunicación, acerca de la evolución de los depósitos en general y de los depósitos a plazo fijo en particular.  Al respecto, recordará que se señaló que se había producido una baja de los mismos; y que esto explicaba parcialmente la suba del dólar paralelo.

 

¿Es esto así?

Veamos.  Si tomamos el informe diario del Banco Central vemos que:

1. Los depósitos totales crecieron un 29,55% en el primer trimestre del año.

2. Los depósitos a plazo fijo crecieron un 15,5% en el primer trimestre del año.

3. Los depósitos totales crecieron un 2,73% entre el 1 y el 21 de abril.

4. Los depósitos a plazo fijo crecieron un 2,14% entre el 1 y el 21 de abril.

 

Analizando este desempeño vemos que en el primer trimestre los depósitos crecieron por encima de la inflación.  Otro tanto podría llegar a ocurrir cuando se conozca la tasa de inflación de abril.  Los depósitos podrían crecer por encima de la misma.

 

Viendo toda esta información sería descartable la idea que sostiene que hubo un pase de depósitos  a dólares billetes.  Quizás debamos pensar que la suba del dólar  paralelo obedece a préstamos orientados a la especulación.  El ajuste producido en estos últimos días, tanto por el Banco Central como por la Comisión de Valores, debiera poner límites al precio de la divisa.  Desde luego, no debemos descartar la incidencia que tiene la negociación de la deuda con los acreedores privados externos.

 

Lo de la corrida no existe.  Pese a la profecía, que fue acompañada por las noticias infundadas de corralito.

 

 

por Juan Carlos Latrichano – 17 abr 2020

 

El Gobierno apuntó, mediante la baja de encajes y la liberación de una parte de tenencias de Letras de Liquidez, a que los bancos presten a las pequeñas empresas para que recompongan capital de trabajo y paguen la nómina salarial.  La idea se implementó con una tasa de interés del 24% anual, tres meses de gracia, un año de plazo y con garantías otorgadas por el Estado.

 

Desde un primer momento, los bancos fueron reacios a poner en marcha esta operatoria.  Al mismo tiempo y casi como por arte de magia, aparecieron los periodistas y economistas que tienden a ver los riesgos de este tipo de medidas.  Señalaron casi en modo uniforme que existían riesgos de hiperinflación y de corralito.  No conocen ni a su padre cuando pierden la razón; entre esos tipos y yo, hay algo personal. Según estos puntos de vista, forzar a las instituciones financieras a entregar créditos sin analizar el riesgo, las expone a pérdidas potenciales.

 

En medio de esto se produjo un aumento de la demanda de las operaciones de contado con liquidez.  El dólar de esa operación se disparó a la zona de 110 pesos.  Ello obligó al Banco Central a volver sobre sus pasos.  Salió a tomar pesos de los bancos contra entrega de Letras de Liquidez a la tasa del 38%.  El valor total de esta absorción  de pesos fue de 170.000 millones.  La tasa que se pactó fue del 38% anual.  Los bancos le torcieron el brazo al Gobierno.  Ganaron el 14% anual (38% de Leliqs, 24% de los créditos a las Pymes).

 

¿Por qué se produce esto?

Porque la plata para las empresas se desvía hacia los especuladores.  Estos últimos van perjudicando día a día a los depositantes.  En efecto, sube el tipo de cambio, se fuerza una devaluación y los que pierden son aquellos.  A su vez, está maniobra acelera importaciones y retarda exportaciones.  Los importadores se apuran para zafar de la devaluación.  Los exportadores se retrasan para beneficiarse de la misma.

 

Creo que si los banqueros siguen siendo reacios a prestarle a las Pymes, no queda otra que centralizar los depósitos.  Esto significa que los mismos serían captados por cuenta y orden del Banco Central, y es este organismo en coordinación con el Gobierno el que otorgaría los préstamos.

 

Corresponde evaluar todo a fondo antes de que sea demasiado tarde.